viernes, 2 de agosto de 2013

La ventana

Guardo una imagen-recuerdo, de un viaje en camión en donde estoy mirando por la ventana observando cómo la gente pasa y existe, porque decir que la gente vive sería aventurarme demasiado. No todos vivimos, y en ese momento yo solo existía. No sé por qué se me vino a la mente aquel recuerdo. Mi mirada viendo a todos y a nadie. Aquellos eran días extraños, como diría Jim Morrison. Recuerdo que me daba igual si era lunes, miércoles, o sábado; porque de estar trabajando como esclavo a tener ese espejismo de libertad que dan los fines de semana, no había mucha diferencia e incluso era más pesado tener todo el tiempo del mundo para pensar y hacer porque invariablemente terminaba reflexionando sobre mi mismo o trayendo al presente recuerdos de cosas que simplemente ya solo podían ser eso: Recuerdos. En  ese entonces mi rutina la rompía yendo a comprar algunos libros usados y muy baratos, así podía llevarme más. No podría decir que me alimentaba de conocimiento, más bien me alimentaba de reflexiones. Me hacía bien mantener mi mente reflexionando sobre algún tema que haya puesto sobre la mesa Nietzsche, Marx, Hegel, o Kierkegaard. ¿Para qué leer novelas que hablaran de amor y sus enredos? No me seducía en ese entonces el tema, o quizás inconscientemente lo evadía. Por la ventana seguía viendo cómo las personas, las casas y las cosas pasaban muy rápido ante mis ojos. Así se me iba la vida. Han cambiado mucho las cosas por estos rumbos...


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