miércoles, 18 de septiembre de 2013

Somos instantes

Las horas, los vientos, las pasiones no estarán donde están hoy. Por eso lo importante es dejarse llevar por donde le plazca a la pluma, a la vida, al amor; porque el momento presente es irrepetible, solo en ese preciso momento el reloj marca una hora que jamás volverá, ese viento que pasa jamás regresará, las pasiones quién sabe si con el paso del tiempo perdurarán, y el amor... el amor a veces pasa contenido en un instante y ni nos damos cuenta, y así se va. De musas... de musas mejor ni hablamos. Suelen ser caprichosas, parecidas a las hadas. Uno no se detiene nunca a pensar si de verdad están ahí, o si solo son un efecto de nuestra imaginación o de nuestra falta. De cualquier forma si alguien te inspira, aunque de ella solo tengas su nombre o sus letras, escribe. Escribe porque (aunque suene curioso) no sabes si mañana tendrás ese espacio para escribir. Esa hoja, esa pared. Escribe porque no sabes si esa idea la tendrás igual de fresca en el siguiente minuto. Nada estará en el mismo lugar en el que está hoy. Mucho menos las musas.

He aprendido que no es lo mismo una musa, que una mujer. La musa llega a inspirar más por lo que no sabes de ella, o por lo que uno espera de ella sin darse cuenta. La mujer inspira hasta con sus defectos. Es real. Es imposible que no tenga defectos. Tropiezos, errores. La mujer es más que una imagen, una idea, un nombre. La mujer no solo existe, sino que vive. Y no solo vive, sino que vive aunque no aparezca entre las líneas de cualquier poema o historia. Si una mujer te inspira, escribe, porque existen las que aunque son reales, quizás nunca más las volverás a ver, y porque no te imaginas lo que puedes en ella sembrar si le das un lugar entre tus letras.

Todo cambia. Los instantes se van y no regresan. Y si por alguna razón de esas mágicas, en uno de tantos trucos de la mente un instante regresa, ya no es el mismo. 

No importa si tenemos una pluma en la mano, o si tenemos las manos listas para ir sobre un teclado. No importa si tenemos una idea en la mente, una musa en la inspiración, o una mujer en el corazón; lo que tenemos se puede ir, morir, perder, puede cambiar. Estamos conformados por infinidad de instantes, los percibamos o no, los aprovechemos o no. 

Hay momentos que he tratado de olvidar, y hay otros que los he olvidado. Hay personas que han pasado, otras que siguen ahí pero que también como yo han cambiado. Hay personas que siguen aquí,  y que van marcando. El tiempo se ha ido, pero prefiero pensar en el que está por venir y estar listo. Estaré listo con pluma, con hoja, con sueños, y contigo... contigo, vida. 






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